miércoles, 30 de noviembre de 2016

MARTE Y LA AGRESIVIDAD

En la Astrología tradicional a Marte se lo considera el “pequeño maléfico”. 

 Como es de suponer por dicho nombre, Marte era causante de infinidad de trastornos y de males. En cambio, desde la perspectiva de la Astrología Psicológica, a Marte se le considera como el defensor de nuestro Sol. Es la espada que defiende nuestro territorio, nuestros derechos ante el intento de abuso de otros. 

 Bien llevada esta energía marciana, es nuestra capacidad de ser asertivos y de poner límites ante la agresividad o el intento de manipulación que podamos sufrir.                                         

 Sin Marte ni tendríamos fuerza ni motivación para levantarnos del sofá e intentar hacer algo con nuestra vida. 

 Está claro, que desde esta perspectiva mucho más rica y profunda, necesitamos expresar a Marte en nuestra vida de una forma sana y equilibrada.            

¿Qué sucede cuando reprimimos nuestra energía marciana, bien porque fuimos “castrados” de pequeños por un padre o una madre dominante, o bien porque simplemente no era bien visto en nuestra familia la expresión fogosa y libre de nuestros enfados, de nuestras necesidades, de nuestra alegría exuberante inocente e infantil?                                                                 

Pues lo que suele suceder es que entonces vivimos sin energía, sin fuerza, sin pasión por nada. O tal vez suframos de depresión crónica, o puede que tengamos recurrentes brotes de eccemas o algo similar, somatizando en el cuerpo nuestra agresividad o enfado no expresado.        

La energía se introvierte y se envenena por dentro, causándonos muchos problemas. 

 No podemos reprimir y dejar de expresar a Marte en nuestra vida, según el signo, casa y aspectos que tenga, y salir indemnes de ello.                                              

Seguramente muchos cánceres son producto del enfado, cólera, frustración y rabia no expresados ni canalizados hacia afuera.                                 

 Todos los planetas están dentro de nosotros, son como dioses y arquetipos que necesitan vivir y expresarse según su idiosincrasia particular. No podemos relegar al “sótano o al subconsciente” esas energías sin pagar un alto precio.

Lo que negamos o reprimimos nos traiciona o nos golpea desde afuera, como destino. 


-Miguel Caparrós. Astrología Psicológica.  





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