APOLO Y EL CARRO DE
FUEGO
“El dios del Sol”. “El dador
de Luz”.
La mitología nos ayuda a
penetrar en las verdades psicológicas de una forma accesible para la mente. Las
imágenes míticas son formas que tiene la psique de autorretratar sus propios
procesos, y así comprenderse mejor.
Esto lo han sabido todos los
pueblos de la antigüedad, y así es como transmitían sus conocimientos sobre el
comportamiento humano, desde la mitología antigua hasta los cuentos clásicos.
Podemos captar con mucha más
profundidad y riqueza de matices, tanto dichos procesos mentales del hombre,
como el significado esencial de los planetas en astrología, gracias a la
mitología, pues ésta es la forma en que los antiguos sabios transmitieron sus
conocimientos de una forma en que la mente humana los comprendiera, sin
esfuerzo y de forma fácil, tal como se comprende una obra de teatro o un
cuento.
“Conócete a ti mismo”, era
la inscripción que había a la entrada del templo de Apolo, en Delfos, dando a
entender la importancia de este dios como símbolo de la conciencia.
El Sol, en astrología,
describe cómo somos en nuestra más íntima esencia, nuestro verdadero ser.
Es al mismo tiempo la más
elevada expresión de nosotros mismos que podemos alcanzar. El héroe solar, que
nos ayuda a lograr nuestra individuación como ser humano diferenciado de nuestra
familia y de nuestro entorno; no como un ser aislado del resto, sino como la
más sincera y clara expresión de nuestros dones y talentos innatos, y de
nuestra especial identidad.
Cuando no logramos esto,
debido a la presión familiar o social que no gusta que nadie se salga del nivel
establecido como “normal”, entonces el precio que pagamos es muy elevado: la
depresión.
Nos sentimos desvitalizados,
pues entonces estamos desconectados de la fuente de poder interior, de nuestra
luz y fuerza primordial.
Ahora ya no somos “nosotros
mismos”, sino tal como le sucede a la Luna, nos convertimos en un reflejo de la
gente y de las costumbres que nos rodean.
Expresar nuestro Sol,
nuestra verdad interior y verdadero ser, es nuestra principal y más alta
obligación hacia nosotros mismos y también hacia nuestros descendientes, pues
sólo así les daremos un ejemplo valioso del camino a seguir, el que conduce
hasta el centro mismo de cada ser viviente: un corazón ardiente, fuente de vida
y de creatividad.
Y no hay dos iguales. Cada
uno es único.
-ASTROLOGÍA Y MITOS
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