miércoles, 15 de febrero de 2017

Astrología y Vocación


Saturno transitando la Casa 2

SATURNO TRANSITANDO LA CASA 2

La Casa 2 es la del dinero. 
Los Signos y Planetas que tengamos en nuestra Casa 2 Natal reflejarán cómo nos llevamos con este asunto, es decir, indicarán la forma en que nos podemos “ganar la vida”, y cómo nos relacionamos con el dinero: con miedo, con confianza, si somos generosos o avaros al manejarnos con él, etc.

Pero en un nivel psicológico más profundo, la Casa 2 es la de nuestros valores y talentos innatos, y cómo tenderemos a autovalorarnos (la autoestima).

Cuando Saturno transita nuestra Casa 2 es el momento de revisar todo esto.
Si somos personas con un apego excesivo e insano a las cosas materiales y al dinero, entonces es posible que durante este tránsito tengamos problemas económicos y con nuestras posesiones.
Es así como lo interpretan los libros de astrología antiguos: un tiempo de pobreza y de pérdidas económicas.

Realmente no es necesario que esto suceda así, pero si nuestra relación con el dinero está apartándonos de un real descubrimiento y expresión de nuestros valores interiores, entonces es bastante probable que tengamos problemas económicos, pero esto será sólo para que aprendamos a poner nuestras prioridades en orden.

Por ejemplo, no podemos poner en primer lugar la ganancia económica y el máximo beneficio, antes que el respeto al prójimo y a nuestra honestidad más básica.
Entonces es cuando Saturno nos puede dar una lección que no olvidaremos fácilmente.

La bancarrota, en casos extremos, puede ser una gran oportunidad para que pongamos nuestras prioridades y nuestra escala de valores en orden.

Tal vez entonces aprendamos que la solidaridad y la amistad son valores mayores y más nobles que la mera ambición desmedida de ganancia económica.

Tal vez descubramos entonces que la paz interior es una posesión mucho más enriquecedora que tener el banco lleno de dinero, y tener la mente llena de temor y de soledad, y comprobar que quienes están cerca de nosotros lo hacen sólo por nuestro dinero y no por una verdadera amistad o por un amor sincero.

Tal vez nos demos cuenta entonces que lo verdaderamente importante  no es lo que tenemos, sino lo que somos. No es la cantidad de dinero o los títulos que tengamos lo que nos honra, sino la bondad de corazón, la sabiduría y la generosidad.

El tránsito de Saturno por nuestra 2ª Casa es un tiempo (de 2 a 3 años), en el que tenemos que revisar nuestra escala de valores, y ver si lo que valoramos, en nosotros mismos y en los demás, es algo que nos ha sido impuesto (por la tradición familiar o por la influencia social del momento), o bien es algo que está reflejando apropiadamente lo que sentimos en  nuestro interior.

Este tránsito es un tiempo para reflexionar y descubrir todo esto.

No tengamos miedo a la pobreza si Saturno está transitando nuestra 2ª Casa, tengamos más bien miedo a la pobreza de valores humanos y a la escasez de sentimientos verdaderos.

Este tránsito es una época en que tenemos que tener cuidado con nuestros gastos; tener equilibrio entre lo que ingresamos y gastamos, y olvidarnos de la preocupación excesiva por el dinero.

La tarea verdadera del tránsito es lo indicado más arriba.
-TRÁNSITOS Y CONCIENCIA.

Miguel Caparrós (Astrología Psicológica)


viernes, 10 de febrero de 2017

Sólo yo puedo ser yo mismo


LA CASA 12 Y LA IRA


Ésta es la llamada Casa “de lo oculto”. 
Simboliza el ámbito del inconsciente, el colectivo y el personal. Y a menudo es aquí donde está nuestra “sombra”, esos aspectos de nosotros que nos asustan, que nos dominan algunas veces, y todo aquello que no queremos ver en nosotros mismos.

Solemos proyectar en los otros esos rasgos negativos que no reconocemos ni aceptamos que tenemos. 

Por ejemplo, cuando alguien tiene a Marte en su Casa Doce, suele haber algún tipo de problema con la expresión de la agresividad, con la capacidad de defenderse y hacerse valer.
Frecuentemente estas personas han visto reprimida su propia agresividad; y su capacidad de expresar el enfado o sus rabietas, cuando eran niños, fueron reprimidas bruscamente, bien por un padre autoritario (a veces es la madre), o por comentarios que recibieron de alguno de los dos progenitores que pudieron criticar fuertemente al niño/a diciéndole algo así como: “las niñas se callan”, o “¿quién te has creído tú que eres?”, o cualquier otro comentario tajante e hiriente.
Entonces ese niño crece con una rabia interna que le cuesta expresar; y aún más, que le cuesta expresar constructivamente.

A veces, en estos casos, proyectamos al agresor “afuera” de nosotros, y atraemos a personas o situaciones violentas sobre nosotros.

O puede que nos convirtamos en “niños adaptados”, incapaces de expresar nuestro enfado.
Está claro cuál será el resultado entonces: jaquecas recurrentes a causa de la tensión interna que no sacamos afuera.
O explosiones violentas cuando no podemos soportar más esa energía reprimida de enfado.
O tal vez desarrollemos un tipo de agresividad pasiva que, con nuestros comentarios mordaces e hirientes, conseguimos sacar afuera esa energía, aunque sea el otro quien la exprese y nosotros quedemos como “un santo que no ha roto un plato en su vida”, cuando en realidad somos los causantes de esa ira que el otro ha expresado por nosotros.

¿Cuál sería la forma saludable de encarar este asunto de Marte en la Casa Doce?

En primer lugar reconocer nuestra ira, ver nuestra tendencia a irritarnos a menudo, a causa de esa tensión psicológica que solemos tener, aunque no sepamos realmente de dónde nos viene.

En segundo lugar aprender a decir “no” cuando queramos decir “no”, y a decir “sí” cuando queramos decir “sí”. 
O sea, aprender a expresar lo que nos agrada, y sobre todo, lo que nos desagrada en cada situación y momento de nuestra vida.

Aprender a defendernos.

Marte es la espada defensora de nuestro Sol (nuestra identidad), y su energía es necesaria para el desenvolvimiento natural de nuestra vida.

Aprendamos a ser honestos, sobre todo con nosotros mismos, y a decir lo que sentimos de verdad, no lo que “es conveniente” que digamos.

Por cierto, la Casa Doce simboliza también nuestra etapa intrauterina, cuando estábamos en el vientre de nuestra madre, antes de nacer.
Y cuando Marte está aquí, durante el embarazo nuestra madre pudo vivir momentos de mucha tensión y nerviosismo. 
Tal vez estaba asustada o fuera víctima de malos tratos. 
O puede que estuviera muy enfadada por alguna persona o circunstancia durante el tiempo de nuestro embarazo, y eso es lo que nos transmitió a nosotros, a través de la sangre y del sistema hormonal.
Durante el embarazo, lo que siente la madre lo siente también el niño que está en su vientre.

Haríamos bien en investigar esto, si fuera nuestro caso, y reconocer de dónde nos viene ese malestar.
 Tal vez es algo heredado por esas vivencias, más que una realidad de este momento, y puede que por eso ahora solemos estar tan sensibles y susceptibles ante esos temas “marcianos”.
Son ecos del pasado que aún hoy seguimos oyendo en nuestro interior.


-Miguel Caparrós. Astrología Psicológica.


domingo, 5 de febrero de 2017

MARTE EL DIOS DE LA GUERRA


En la astrología medieval a Marte se le consideraba un planeta maléfico, y todavía hay quienes ven a esta energía como algo negativo. 
Marte es el espíritu de lucha que defiende a nuestro Sol, o sea, hacer valer nuestros derechos y nuestra peculiar identidad.
Sin Marte somos impotentes, y si no lo expresamos aparecerá el Marte de otra persona dispuesto a imponernos su voluntad, e incluso a agredirnos verbal, física o psicológicamente.

En la infancia, una de las mayores dificultades para expresar a Marte es un ambiente familiar donde la lucha se da de forma encubierta (lo cual implica un problema familiar con este planeta), donde se eluden la agresividad y el enfrentamiento directo, y todos los esfuerzos que uno pueda hacer por alcanzar lo que quiere se ven rechazados hasta que se convierten en algo inconsciente.

Otra situación en que necesitamos expresar a nuestro Marte de forma constructiva viene reflejado en la mitología: cuando Hércules debe limpiar los establos de Augías, que estaban llenos de estiércol.
Estos excrementos representan toda  nuestra herencia psíquica del pasado: el odio, la incapacidad de perdonar y el envenenamiento emocional del ser humano.

Necesitamos a Marte para enfrentarnos con toda esa oscuridad que está tanto en nosotros mismos como en el mundo que nos rodea.
Hércules tuvo una inspiración para resolver este asunto: desvió un caudaloso río de modo que el agua fluyó a través de los establos, formando un gran torrente que los limpió a fondo.
Esto es una imagen de como recanalizar toda esa energía emocional (el agua), de modo que haya una liberación de sentimientos que puedan arrasar con toda la escoria en una única y enorme inundación.

A veces es necesario que saquemos y expresemos toda esa rabia y dolor contenidos que guardamos hacia nuestros padres, hacia nuestra ex pareja, o hacia quien sea, de modo que podamos sanar y recuperar esa energía que, de otro modo, se encuentra retenida en nuestro interior, humeando y llenándolo todo con su fétido olor.
Las emociones implicadas, generalmente son sentimientos inexpresados de enojo y dolor.

Un Marte bloqueado provoca un sentimiento de impotencia, hace que la persona se sienta como una víctima, y crea una gran rabia inconsciente que puede expresarse de muy diversas maneras.

Cuando Marte está de este modo castrado, se puede volver muy venenoso.
La cólera entonces puede dirigirse tanto contra uno mismo, como contra el mundo exterior.
Pueden aparecer síntomas físicos que se vinculan con las emociones bloqueadas o la autoafirmación inhibida (como las migrañas, la colitis, los trastornos biliares, trastornos digestivos, úlceras, disfunciones sexuales, enfermedades cardíacas  y problemas de piel). 
Pues no hay estado emocional más destructivo para el cuerpo como la cólera reprimida y los sentimientos de impotencia.
El perfil psicológico que parece estar más asociado con el cáncer es aquel en que los rasgos dominantes son un gran conformismo y un intenso deseo de contentar a todo el mundo.
La incapacidad de reconocer y de expresar un enojo justificado, además del derecho a hacerse valer, puede ser literalmente mortal.

Si tenemos una relación amistosa con nuestro Marte, sabremos lo que queremos y podremos pedírselo a los demás. Pues la incapacidad de “saber lo que queremos y hacer lo necesario para conseguirlo” depende de que la persona sea capaz de expresar de manera consciente a su Marte.

Uno de los resultados más comunes de un Marte desconectado o distorsionado es un estado de depresión crónico.
Muy a menudo la raíz principal de este estado de depresión lo constituye una profunda sensación de impotencia, frustración y rabia, que se genera al sentir que uno no puede elegir, que uno no tiene poder alguno sobre su propia vida.


Muchas personas se disocian de este tipo de depresión profunda, y aumentan conscientemente su actividad para seguir funcionando en la superficie de la vida, encontrando vías de escape como el trabajo compulsivo, grandes dosis de televisión, el sexo, el alcohol o los tranquilizantes, cuando toda la negrura reprimida amenaza con irrumpir en la conciencia.
Pero, de hecho, la irrupción siempre acaba produciéndose, con frecuencia bajo la forma de enfermedad, agotamiento o insomnio.
Aquí Marte se introvierte y se vuelve contra la persona.

Es frecuente que un problema marciano, es decir, un sentimiento consciente o inconsciente de impotencia o castración, se transmita psicológicamente de una generación a otra de hombres en una misma familia.
Como para un niño el padre es siempre el primer canal a través del cual contacta con el arquetipo masculino, la debilidad del padre y su incapacidad para expresar a Marte pueden significar que su hijo no tenga un modelo de cómo sentirse fuerte y decidido.

Al final, todos estos dilemas se centran en el simple principio marciano de saber lo que uno quiere y hacer lo necesario para conseguirlo.

Si tratamos de ser nuestro Sol (nuestra identidad) sin Marte (la voluntad, la fuerza), nos castramos a nosotros mismos, dejamos de ser auténticos y nos volvemos impotentes; además nuestro Marte proyectado nos atacará entonces desde el mundo exterior.

Vale la pena que conectemos con nuestro Marte, esa energía interior que hay en cada uno de nosotros y que es fuente de vida, de salud y de alegría.

-ASTROLOGÍA Y MITOS