sábado, 23 de diciembre de 2023

EL CULTO A LAS ESTRELLAS

 Llegó a mis manos, el otro día, el texto que voy a poner a continuación. Su lectura me hizo reflexionar acerca del peligro de poner nuestra vida y nuestro destino en manos de la astrología, como si nuestro futuro estuviera escrito de antemano y lo único que pudiéramos hacer es esperar a que venga una "buena estrella" que nos solucione los problemas que pudiéramos estar viviendo.
 El futuro no está escrito de antemano, pues tenemos "libre albedrío", la capacidad de actuar o reaccionar de un modo o del contrario, ante los acontecimientos que pudiéramos estar experimentando. 
 Mucho de lo que nos acontece es resultado de nuestras decisiones anteriores, de haber hecho o dejado de hacer algo. Tendemos a no responsabilizarnos de lo que nos pasa, a no entender cuánta responsabilidad tenemos en no encontrar un amor verdadero, un trabajo estable que nos aporte el suficiente dinero para vivir, una buena salud, buenas relaciones con los demás, etc. Y entonces buscamos en la astrología una solución que venga desde afuera, que nos arregle los problemas: un "buen tránsito" que nos solucione todo.

 En la carta natal están reflejados los desafíos que vamos a tener que enfrentar en nuestra vida, para alcanzar el equilibrio y la paz una vez superados dichos retos (las cuadraturas y oposiciones, sobre todo), y las herramientas o talentos innatos de los que disponemos para facilitarnos las cosas (sextiles y trígonos, mayormente).
 Y los tránsitos son oportunidades que nos da la vida de enfrentar partes de nosotros, o áreas de nuestra vida que no están todavía armonizadas, obligándonos a revisar estas cuestiones, pues de otro modo el ser humano tiende a no hacer nada que le resulte difícil o desagradable, y a dejar las cosas como están.
 ¿Está escrito entonces que vayamos a pasar un mal momento, una crisis, por ejemplo en la salud? 
Imaginemos que tenemos un tránsito de Saturno a nuestra casa 6, que representa la salud, entre otras cosas.
¿Está predestinado que vayamos a tener mala salud durante este tránsito? No, en absoluto. 
Si hemos descuidado nuestra salud, y los hábitos que nos aportan bienestar (suficiente descanso, buena alimentación, algo de ejercicio físico, etc.) entonces es probable que ahora "paguemos las consecuencias" y se nos resienta la salud, forzándonos el tránsito a que comencemos a cambiar nuestras actitudes y a cuidarnos más.
Pero si hemos mantenido un saludable estilo de vida, entonces el tránsito, como mucho, nos dará algo de cansancio, cierta bajada de vitalidad, de modo que sintamos que debemos parar un poco el ritmo de nuestra vida diaria, lo cual redundará en una mejoría de nuestro estado vital.

 Como vemos, el destino no está escrito, aunque hay momentos en que nos alcanza el resultado de anteriores decisiones.
Por decirlo de alguna manera, está escrito que en un momento determinado se ponga a llover, pero nosotros decidimos si salimos a la calle o no, si cogemos un paraguas o nos mojamos.

 Entender de este modo la astrología nos puede ser muy útil, para entendernos y para comprender qué nos pasa y qué debemos hacer en cada momento, cuál es la mejor decisión.
Pero acercarnos a la astrología con superstición y miedo sólo trae desazón y problemas. Por ello no todo el mundo es apto para utilizar esos conocimientos, sobre todo cuando los malinterpretamos, sólo previendo catástrofes y desgracias por todos lados.
 O cuando intentamos manejar nuestro destino, en vez de ajustar nuestra vida a cada circunstancia y momento que nos sobrevenga, pues la Vida se ríe del soberbio y ayuda al sencillo.
A este respecto me viene a la mente la gente que, cuando se hace una Revolución Solar y no le gusta lo que sale, estudia concienzudamente dónde irse su próximo cumpleaños (relocalización, o cambiar las casas del Retorno Solar, como se llama esta técnica), intentando que su futuro sea a su gusto y acomodo, creyendo que el destino es producto del azar, en vez de darse cuenta que hay un Ser Superior que tiene un plan y un propósito para nuestra vida, y es siempre para nuestro mayor bien.

 Y hay un último detalle, en verdad el más importante: el futuro está en manos de Dios, y Él puede cambiar cualquier circunstancia de nuestra vida en un instante.
Para el que cree, esto es un consuelo y una paz muy grande. Pero para el no creyente esto es locura y una ilusión de gente ignorante. A cada cual según su creencia.
 Cumplamos con nuestras obligaciones y deberes, pero cuando tengamos problemas acudamos confiados a la Fuente de la Gracia y de la Misericordia, y con toda seguridad alcanzaremos la solución a nuestros problemas. 

 Aquí está el texto que mencioné al principio. Hace más de dos mil años un sabio escribió esto, y parece que sigue de actualidad:   

  Libro de la Sabiduría (13,1-9):
 "Vanos por naturaleza son todos los hombres que han ignorado a Dios, y han sido incapaces de conocer al que Es, partiendo de las cosas buenas que están a la vista; y no han sido capaces de reconocer al Artífice de todo esto, fijándose en sus obras, sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, a las órbitas astrales, al agua impetuosa, y a los astros del cielo que presiden el curso del universo.

 Si, fascinados por su hermosura, los creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Dueño, pues los creó el propio autor de la belleza; y si tal poder y energía los llenó de admiración, calculen cuánto más poderoso es quien los formó; pues, por la magnitud y belleza de las criaturas, se descubre por analogía a quien les dio el ser. 

 Con todo, a éstos poco se les puede echar en cara, pues tal vez andan extraviados, buscando a Dios y queriéndolo encontrar. Viven, en efecto, en medio de sus obras, las exploran e investigan y quedan seducidos por lo que ven, pues son bellas sobremanera las cosas que contemplan.
 Pero ni siquiera éstos tienen excusa, porque, si lograron saber tanto que fueron capaces de averiguar el principio del cosmos, ¿cómo no encontraron antes al Señor del mismo?"

 ¡Que tengáis una Feliz Navidad y un mejor Año Nuevo!

-Opiniones y reflexiones. Miguel Caparrós