SEÑORES DEL DESTINO

 Leí hace poco un artículo, no recuerdo dónde ni de quién, que resaltaba la importancia de hacerse la Revolución Solar un poco antes del cumpleaños, para ver la conveniencia de cambiar algún emplazamiento "conflictivo" que pudiéramos tener ese año.

Esa técnica se llama "relocación", es decir pasar el cumpleaños en otra localidad diferente a la habitual.

Con ésto uno consigue cambiar los emplazamientos "problemáticos" de una Casa a otra de la carta de Revolución Solar.

Los aspectos  que tengan los planetas no cambian, solo cambia el Ascendente y las Casas.

Contaba el autor de ese artículo que un año, en su carta de Revolución Solar, le cayó Saturno y la Luna en la Casa 4, con lo cual se murió su madre, o algún familiar muy cercano, no recuerdo exactamente quién.

Entonces se lamentó de no haber sido previsor y haber relocado su carta ese año.

 Me pregunto a qué otra Casa era mejor haber cambiado esos planetas, sobre todo Saturno, el planeta de la muerte y los finales.

¿Era mejor en la Casa 5, y que se muriera un hijo?, ¿o en la Casa 3, y que fuera un hermano el difunto?, ¿tal vez en la Casa 7, y que se hubiera muerto la pareja?, ¿o en la Casa 2, y hubiéramos caído en la bancarrota ese año?

 Yo procuro respetar los diferentes puntos de vista de todos los que se dedican a la astrología, pero ¿a qué jugamos cuando nos creemos señores del destino?

Si mi madre, o a un familiar, le ha llegado la hora de partir de este mundo, por mucho que yo me vaya a China o a América a pasar mi próximo cumpleaños, este familiar va a morir de todos modos.

 Pero ¿por qué esa obstinada visión de la astrología que sólo sirve para vaticinar calamidades y asustar a la gente? 

Igual es que así uno vende más su producto y le sale rentable el negocio.

 Saturno en la Casa 4 de Revolución Solar puede indicar reformas en el hogar, puede indicar que este año es un buen momento para definir con claridad mi relación con mi familia, tomando consciencia de lo que va mal e intentar cambiarlo.

Puede indicar que me compro una casa, aunque sea vieja y a reformar, y así cumplo una necesidad vital de poseer un hogar propio, donde vivir mi jubilación, los últimos años de mi vida.

Y así otras posibles manifestaciones mucho menos traumáticas que la muerte de un familiar querido.

  Pero mientras sigamos viendo a Saturno como el Señor de la muerte y de las desgracias, a Plutón como el causante del fin y de la destrucción de todo, además de quien trae los virus y las enfermedades mortales, a Neptuno como el heraldo de las pandemias y de las enfermedades infecciosas, etc. Mientras sigamos interpretando así sólo seremos unos astrólogos "mete-miedos", y agoreros de desgracias y desastres. 

Y, según yo lo veo, eso denigra esta profesión, que debe ser vocacional, y además ser una herramienta de ayuda y orientación a los demás (y a uno mismo), no un medio de asustar a quienes están pasando por un momento de debilidad y crisis.

 Lo que uno piensa, eso mismo atrae. Donde ponemos nuestra energía y enfocamos nuestra atención, eso es muy probable que atraigamos.

Me viene  a la mente eso de "la profecía autocumplida", que viene a decir que si uno se enfoca en lo negativo eso es finalmente lo que obtiene.

No se trata de tener una visión ingenuamente optimista, hay que ser realista, pero dejemos de ver sólo muertes y desastres venideros, y de asustar a los demás. Lo que tenga que venir nos vendrá, y siempre es por un bien mayor.

Unos verán esta forma de pensar ingenua e infantil, yo la nombro "confianza en la Vida", y me funciona.

 De todos modos, esta perspectiva y forma de encarar la astrología es mucho mejor que ser "mensajeros de desgracias" que asustan a los demás y no sirven para nada constructivo ni bueno.

Que cada uno use la astrología como quiera, según como cada uno es realmente, pero yo prefiero una astrología de responsabilidad y opciones, más que la otra de destino ineludible y desgracias..."a menos que pase mi próximo cumpleaños en Taiwán", y engañe a la muerte, que se quedará perpleja de no encontrarnos en casa el día de nuestro cumpleaños, y se irá el viejo diablo (Saturno) con el rabo entre las piernas, a buscar otra alma que no haya podido pagarse el viaje a un país exótico. 

 Si no fuera algo serio, dan ganas de reír.

-Opiniones y Reflexiones. Miguel Caparrós