miércoles, 28 de febrero de 2018

UNA HISTORIA SOBRE LA REENCARNACIÓN


Una vez escuché una historia en un vídeo en Facebook que me dejó impactado. No recuerdo quien contaba esa historia, sinceramente. Esa es la historia que voy a contaros:

-“Una mujer tenía una madre de la cual había tenido que alejarse para poder crecer y madurar, lejos de su influencia. Se fue a un país extranjero y estuvo durante muchos años sin hablar ni ver a su madre.

Su infancia y juventud fue un cúmulo de vivencias dolorosas debido al trato frío y duro que su madre le dio, de modo que decidió, en cuanto pudo, alejarse de ella e intentar olvidar ese dolor emocional que llevaba en su corazón.
Pasaron  años en los que esa mujer intentó rehacer su vida y ser feliz, pero creo que no lo consiguió del todo, debido a la marca indeleble que llevaba en su interior.


Un día recibió una llamada de teléfono, era de un hospital, y una voz le dijo que su madre se estaba muriendo, y que había pedido que llamaran a su hija, pues quería verla antes de partir de este mundo.
La hija, impactada ante la noticia, hizo su maleta y viajó hacia la ciudad donde su madre estaba moribunda, en la cama de un hospital.
Mil cosas pasaron por su cabeza mientras realizaba ese viaje, mil recuerdos dolorosos todavía, se debatían en su mente: desamor, abandono emocional, maltrato psicológico…


Finalmente llegó al hospital y preguntó por ella. Y entonces le dijeron que su madre había entrado en coma, hacía ya unas horas.
Una enfermera le comentó que si ella quería podía estar un rato a solas con su madre, en la habitación donde yacía sin vida. La mujer, atribulada, aceptó y entrando en la habitación se sentó a su lado, en el sillón que había al lado de la cama.

Después de un buen rato en silencio, la mujer comenzó a hablarle a su madre, reprochándole el maltrato recibido durante tantos años: <mira mamá cuando me hacías esto y aquello, cuanto me dolía tu comportamiento> y así estuvo durante bastantes minutos desahogando su pena hablándole a su madre, desgranando, poco a poco, todo su dolor y rabia acumulada por años de carencias afectivas.

Y entonces, de pronto, la madre abrió los ojos, y le dijo estas palabras: “hija mía, yo sólo hice lo que tú me dijiste que hiciera”.
Cerrando los ojos a continuación y muriendo definitivamente.”-

El shock que recibió la hija fue mayúsculo, evidentemente, pero el mensaje fue recibido: cuando estamos en los momentos previos a nuestro nacimiento en esta vida, llegamos a acuerdos con las personas importantes de nuestra próxima vida en la Tierra, y entonces decidimos las vivencias que hemos de pasar, para aprender las lecciones pendientes que tengamos.
Unos le llaman karma, yo también lo creo así.


Pero si intentamos razonar esta historia y su profundo y sencillo mensaje, nos damos cuenta de que cuando nacemos lo hacemos en cierto momento, en el exacto momento en que en el cielo los astros están de determinada manera, que está reflejando en nuestra carta astral, de forma misteriosa y a la perfección,  esas vivencias que hemos de pasar, esos padres que vamos a tener, esas dificultades que hemos de vivir para cumplir un determinado propósito… todo eso está escrito en nuestra carta natal.

Entonces… si todo esto está escrito que lo vivamos para un determinado propósito, que es nuestro mayor crecimiento y madurez, no para recibir ningún castigo kármico de vidas pasadas, sino como lección pendiente de aprobar, entonces… ¿por qué nos pasamos la vida echando en cara y guardando rencor y dolor emocional a quienes, en apariencia nos han hecho vivir determinadas experiencias?


Yo cada vez que cuento en voz alta esta historia, no puedo impedir que las lágrimas asomen por mis ojos, porque algo se me remueve por dentro.
Afortunadamente ya comprendí ese mensaje, ya no guardo ningún rencor ni dolor emocional a nadie de mi pasado, ahora comprendo el porqué de esas vivencias.
Por supuesto que hay personas de las que me alejo, pues ya han dejado de ser importantes en mi vida, pero las dejo ir en paz y en paz me quedo yo también con mi pasado.

Esta es la historia que hoy he querido contaros. Dejemos de guardar rencor, comprendiendo que algo profundo hay debajo de la superficie que esas experiencias dolorosas encierran, y que a menudo nos impiden vivir en paz.
Y reconozcamos el mensaje que nos han dejado. Somos lo que somos gracias a todas esas experiencias. Por supuesto, cuando apartamos el rencor y miramos qué hay debajo de todo ello.
Al fin y al cabo, es nuestra carta astral lo que estamos experimentando, y lo que está escrito ya antes de nacer nosotros nos está contando una historia que puede ser maravillosa, en cuanto reconocemos lo que encierra.


-Miguel Caparrós. Astrología Psicológica





1 comentario:

(Deja tu comentario. Lo publicaré en cuanto lo vea).