LA CASA 7 Y LA PROYECCIÓN PSICOLÓGICA
Para saber qué tipo de pareja es la ideal para uno
tenemos que mirar la casa 7.
Los signos allí presentes, sobre todo el que hay en
la cúspide, sus regentes planetarios, y los posibles planetas que pudieran
haber en esta casa, nos van a dar una información muy precisa sobre qué tipo de
pareja busca mi alma, nos dirán quién es mi compañera ideal, mi “media
naranja”, como se suele decir.
Precisamente de esto quiero hoy hablar, de la “media naranja”.
Las energías de nuestra casa 7 están opuestas a nuestro
Ascendente.
Normalmente solemos expresar nuestra personalidad según el tipo de
Ascendente que tengamos (a menos que lo tengamos bloqueado), pero hasta que
maduramos, ya alcanzada cierta edad, tendemos a buscar afuera, a “importar” la
energía y la expresión de nuestra casa 7, llamada la de “los demás”, en
oposición al “yo” de mi casa 1 o Ascendente.
Así pues nuestra casa 7 la buscamos afuera, en otra persona que refleje esas características que a nosotros nos cuesta ver como
nuestras.
De esa forma buscamos completarnos, encontrar a nuestra
media naranja que nos haga felices y… ¡así nos va luego!
En primer
lugar, la casa 7 es nuestra, es nuestra propia carta natal, no la de alguien
que está ahí afuera.
Por lo tanto nuestra tarea está en conseguir
reconocer, aceptar y expresar constructivamente esas energías ahí presentes,
pues esa es parte de la misión que hemos venido a realizar aquí, en esta vida
presente: expresar la totalidad de
nuestra carta natal, de forma madura, equilibrada y constructiva.
Entonces son nuestras relaciones personales, sobre
todo con nuestra pareja, lo que nos dará la oportunidad de reconocer esas
energías que solemos proyectar en otra persona y reconocerlas como nuestras, y
a partir de ahí, aprender a manejarnos con todo eso que se pone en juego.
Por eso dicen que la mejor forma de conocernos es
mediante las relaciones más personales e íntimas, pues ellas nos ponen en
contacto con una parte de nosotros que difícilmente la haríamos consciente si
no es mediante las relaciones, todo lo cual está reflejado en nuestra casa 7.
Lo malo es que, a veces, creemos que el problema o
el fallo está en los demás y no en nosotros, cuando no nos reconocemos y vemos
el defecto siempre afuera.
Aquello de “ver la paja en el ojo ajeno, sin ver la
viga en el propio”.
O cuando uno dice eso de “todos los hombres/mujeres
son iguales”, etc.
Esto es reflejo de que hay un problema sin resolver
dentro de nosotros, no afuera, en
los demás.
¿Refleja pues la casa 7 la pareja ideal que está
destinada para nosotros?
Sí, pero en la medida en que esta pareja nos va a
hacer conscientes de esa parte de nosotros mismos ante la cual estamos ciegos,
hasta que esa energía comience a despertarse y a actuar en nuestra vida, mediante
la relación con ese compañero ideal, y nos hagamos conscientes de esas características
que no veíamos antes, y que ahora las vivimos gracias a esa relación.
Y ¿cómo funciona todo esto en la realidad? De este
modo lo veo yo:
Si tengo a Neptuno, por ejemplo, en mi casa 7,
normalmente no voy a ser consciente de esa energía, y la vida, o mi
subconsciente va a hacer que cuando vea a una persona que tenga a su Neptuno
muy vivo, tal como un Piscis, un artista, una persona muy sensible o un
bohemio… me atraiga irresistiblemente, y hasta puedo llegar a pensar que es mi
alma gemela, aquella persona que me complementa perfectamente.
Y, pobres de nosotros, que nos metemos alegremente
de lleno en una relación de la que saldremos escaldados a medio plazo.
¿Por qué? Pues porque la lección que nos traía esa
pareja era la de hacer de espejo y que así nos hiciéramos conscientes de esa
sensibilidad inexpresada que había dentro de nosotros, no para que esa pareja “fuera
sensible por nosotros”.
Y esa persona, a menudo, cual burla del destino, será
neptuniana de forma negativa: escapista, irreal, mentirosa o con tendencia a
evadirse con el alcohol, con otras relaciones secretas, o de alguna otra forma
parecida.
Esa es la forma que ha tenido mi subconsciente, de
hacerme ver esas partes mías ocultas e inexpresadas, poniéndolas enfrente de
mis propias narices.
La lección estará aprendida cuando yo reconozca que
ese Neptuno en mi casa 7 es mío, siempre ha sido mío, no de una pareja ideal, y
comience a expresarlo de forma consciente y equilibrada, mediante suavizar la
dureza o insensibilidad de mi carácter, el interés por el arte, la música, la
meditación o cualquier otra forma de expresión positiva de Neptuno.
Y entonces sí, habré encontrado por fin a mi “media
naranja” dentro de mí.
Seré una persona completa que me ofreceré por completo
a una pareja, no como una mitad, no con partes mías no expresadas, y entonces
puede que mis relaciones empiecen a funcionar mejor que antes, cuando buscaba
afuera quien me salvara, y que expresara aquello que yo no veía que ya tenía en
mi interior.
-Miguel
Caparrós. Astrología Psicológica
Leer esto fue muy revelador. Entendí cosas que pensé iba a entender en años, y si bien soy muy joven, ya tuve mi primer experiencia (al menos consciente) de reflejar partes reprimidas mías en otra persona; creo que fue viceversa también, como un intercambio que debía suceder. Sigue doliendo, pero no es nada que no se pueda superar.
ResponderEliminarDe nuevo, esto fue revelador. Gracias por compartir estos conocimientos, realmente son de gran ayuda.
Gracias por tus palabras, Fio. Un saludo
EliminarMe encantó leer esto. Mi casa 7 tiene de cúspide a Acuario (pero sólo los 3 primeros grados), y Piscis abarca el resto. Actualmente tengo a Neptuno ahí (y Júpiter va a regresar). Me resuena completamente lo que comentas, al final, esas características que buscamos “afuera” están en nosotros, y me pasó lo que escribiste de ejemplo cuando no lo veía. Es un cambio de percepción que lo cambia todo. La astrología es una herramienta que puede ser muy útil para ver con más claridad. Muchísimas gracias por la información. Está excelente tu blog, te felicito.
ResponderEliminarMaría A, gracias por tu comentario. Un saludo
ResponderEliminarHola Miguel! Muy buen artículo, gracias. Tengo a Escorpio en la casa 7 y en la cúspide está Plutón, luego Marte, luego Saturno... y la cúspide de casa 8, tb... no ha sido fácil. Además, esos aspectos cuadran a mi Sol en Acuario, conjunción MC. Puedo decir que la Astrología me ha ayudado demasiado para comprender, pero a veces cuesta cambiar los comportamientos. Aunque pasó Urano por mi AC hace pocos años y he estado viviendo grandes transformaciones, el dolor es mi maestro y la pena vale. Gracias.
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