EL BOSQUE Y LOS ÁRBOLES
Para comprender verdaderamente a un ser humano
mirando su Carta Astral, tenemos que tener una visión de conjunto.
Si nos quedamos con un solo
Aspecto, o con cualquier Planeta en Signo o Casa, sin tener en cuenta la
totalidad de la Carta, corremos el riesgo de no interpretar correctamente esa
información que recibimos.
Por ejemplo, una persona puede tener una Luna en
Capricornio, lo cual por sí solo parece un mal Signo para la emotiva y
candorosa Luna, además de estar en “detrimento”,
según las Dignidades Planetarias.
Entonces interpretamos: “su madre era una mujer fría o distante, o en
el mejor de los casos muy trabajadora y eficiente”. Y seguimos la
interpretación diciendo: “usted es una
persona emocionalmente fría y retraída, tiene que hacer un esfuerzo en
mostrarse más cercana y cálida, sobre todo con sus seres queridos y personas más
cercanas”.
Y todo esto lo hemos leído en
los libros de astrología, y es verdad.
Pero si echamos una mirada al conjunto de su Carta
Natal, a lo mejor descubrimos que esa persona tiene un Ascendente Cáncer, lo
que la hace muy vulnerable y sensible, y que Plutón está en su Casa 4, con lo
que su infancia fue un tormento emocional, lleno de dolor.
Entonces, visto desde esta
perspectiva, esa Luna en Capricornio que a primera vista parecía un impedimento
para la felicidad y el bienestar de esta persona, se convierte en algo
necesario para poder contener ese exceso de emocionalidad, a menudo dañina, que
esta mujer ha venido a experimentar en esta vida.
Gracias a esa Luna en
Capricornio ella tiene la posibilidad de equilibrar y estabilizar ese exceso de
vulnerabilidad que tiene en su Carta.
Y es que la Vida es misteriosamente sabia, y nos “da
la Carta Astral” perfecta y totalmente equilibrada, para facilitarnos el
conseguir el objetivo que vinimos a alcanzar: expresar todo ese potencial único
y maravilloso que está encerrado en ese círculo que es nuestra Carta Natal.
Realmente no hay nada malo en ninguna Carta Astral,
lo que pasa es que a veces no sabemos interpretarlo en su contexto.
Si nos quedamos mirando los
árboles, podemos perder de vista que en realidad es un bosque lo que tenemos
delante.
-OPINIONES Y REFLEXIONES. Miguel Caparrós