LA CASA 5 Y LA ALEGRÍA
La Casa 4 refleja cómo fue nuestro hogar durante la
infancia, y la Casa 5 nos habla de cómo nos sentíamos cuando éramos niños.
Muchas
veces nuestra infancia no fue todo lo feliz que hubiera sido deseable, por
ejemplo cuando tenemos a Saturno o a
Capricornio en la Casa 5.
Entonces seguro que nos faltó alegría, entusiasmo y ganas de vivir alegre y despreocupadamente.
Después,
cuando somos padres y tenemos hijos, tendemos a recrear esos primeros años de
nuestra vida, imponiéndoles una disciplina algo estricta y con falta de
disfrute del simple hecho de tener a nuestros pequeñuelos correteando entre
nuestras piernas riendo alegremente,
como cualquier niño necesita ser y expresarse.
Ni
disfrutamos de nuestra infancia, ni disfrutamos de la infancia de nuestros
hijos. ¿Qué hacer, entonces? Tal
vez la forma más “sencilla” de cambiar estos hábitos y de forma de ser, sea
cuando un tránsito importante activa nuestra Casa 5.
Un
tránsito de Júpiter puede significar 1 año o un poco más, en que podemos buscar
nuevas formas de conectar con nuestra infancia, con nuestro “niño interior”, y
sanarlo.
Mediante
el juego y las actividades creativas que nos faciliten entrar en contacto con
nuestra energía infantil (puede ser un buen momento para ponernos a estudiar
música, o pintura, o entrar en un grupo de teatro amateur, o cualquier otra actividad que nos haga sentir bien), nos pueden ayudar a reconectarnos con
nuestra inocencia y con la espontaneidad que tal vez se nos negó en nuestra más
tierna infancia.
También podría darse el caso de que durante este tránsito
tuviéramos un hijo, y aprovecháramos para darle esa alegría y amor que tanto hemos
necesitado nosotros mismos.
Este podría ser un momento excelente para que nos tiremos al suelo, y juguemos con los niños como si un niño más fuéramos ahora, y recuperar esos sentimientos de regocijo y placer sin ningún motivo en especial.
No sólo un tránsito del alegre y expansivo Júpiter podría ayudarnos a recuperar esto.
También un tránsito de Plutón puede ser transformador ahora, y destapar
nuestra inocencia y alegría no expresada.
O uno de Neptuno, suavizando
la rigidez y un sentido del deber demasiado estricto.
Incluso
Urano puede despertarnos a esa infancia olvidada, para recuperar el tiempo
perdido.
A menudo también con un feliz romance podemos tomar contacto con nuestra alegría y ganas de vivir.
No olvidemos que la Casa 5 es la de Leo, en el Zodiaco Natural, y su regente, el Sol, es nuestro verdadero ser, nuestra esencia más real.
Sólo conectando con nuestra alegría podemos reencontrarnos con nuestra más preciada esencia interior.
-OPINIONES Y REFLEXIONES.
Miguel Caparrós
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